En la ría de Ajo en Cantabria cuatro amigos, Felipe, Majín, Martín y Chechu, llevan compartiendo desde hace más de 20 años la afición de criar y entrenar perros Setter. Una afición que para Chechu Viella, a quien entrevistamos al regreso de uno de sus viajes a Toledo, se ha convertido en una pasión a la que ya no podría renunciar.
Chechu nos cuenta cómo ese trabajo al que dedican sus horas libres se vio plasmado en la creación del afijo Cabo de Ajo en 2015, un proyecto liderado por Felipe. Se dieron a conocer a través de vídeos que compartían en redes sociales, siendo pioneros en la difusión de los entrenamientos. Todo empezó sin más intención que compartir los enlaces con sus compañeros de afición, y enseguida comenzaron a acumular visualizaciones y a crear escuela. Fruto de esa dedicación y del trabajo bien hecho, en apenas 6 años de existencia, el afijo se ha hecho un sólido hueco en el panorama del perro de caza nacional.
¿Cómo nació la afición y cómo fue el camino hasta convertirte en criador profesional?
En casa siempre nos han gustado los perros, especialmente los Setter. Concretamente mi primer perro de caza lo tuve con 12 años, y desde entonces nunca ha faltado un perro en casa. Me hice adiestrador profesional de perros de caza en 2008, porque tenía la inquietud de mejorar y la verdad es que la formación en este ámbito es continua y hago todos los cursos que caen en mi mano. Lo cierto es que de lo que más he aprendido es de la experiencia, de conocer a muchos perros, porque cada uno es diferente. El hecho de estar en contacto con ellos, viajando con ellos, viendo cómo se desenvuelven en el terreno es lo que te da el conocimiento.
¿Cómo es el día a día de trabajo con los perros?
Nuestra labor como adiestradores es ponerlos en contacto con la caza, despertar sus instintos. Solemos trabajar sobre todo con becadas, perdices y faisanes. En función de lo que requiera el propietario programamos la temporada de entrenamiento, que requiere un desplazamiento a zonas con alta densidad para poder tener unos buenos resultados. Nuestras rutas inician en octubre, cuando vamos al Báltico en busca de becadas. En los meses de febrero y marzo viajamos a Toledo, donde llevamos a cabo entrenamientos de una semana con perdices. En abril entrenamos con faisanes y los meses de mayo los dedicamos a corregir conductas, para respetar la época de cría de las aves. En julio y agosto subimos a la montaña con las codornices, mientras que en agosto y septiembre, cerramos nuestro calendario anual con perdices.
¿Qué os diferencia como adiestradores?
Lo hacemos con mucho cariño y toda la dedicación posible. Tener la posibilidad de llevar a los perros a las zonas con más densidad de aves marca una diferencia. A base de esfuerzo y echándole muchos kilómetros conseguimos estar en los lugares adecuados en los que los perros desplieguen todo su potencial. Cada año pasan 50 perros por mi mano, lo que me permite encontrar a los ejemplares brillantes y conocer muy bien sus destrezas y puntos de mejora. Nos llegan perros de toda España, tanto desde las islas como desde la península. La premisa para nosotros es poder dedicarle el tiempo y la atención que necesita cada uno. Por ejemplo, para estancias largas llevo solo dos perros de clientes al mes para ponerlos en contacto con becadas entre noviembre y enero. Los perros, en nuestra forma de entenderlo, requieren todo el tiempo que podamos ofrecerles. Cuanto más perros llevas, menos tiempo salen, y no se aprovecha lo mismo ni se obtienen los mismos resultados.
¿Y cómo criadores?
Tenemos esa misma dedicación a la hora de criar a los perros. Es raro el año que sacamos más de tres camadas, para poder así dedicarles el tiempo y los cuidados, y siempre con la vista puesta en intentar mejorar. Nuestro objetivo es obtener buenos perros de caza, nunca dejándonos llevar por modas ni nada parecido. De hecho, todos nuestros cachorros siempre se entregan bajo reserva.
¿Cómo son los cuidados de estos perros?
Los perros son auténticos atletas y como tal necesitan los cuidados adecuados. Nosotros, como buenos entrenadores, nos enfocamos en lo que necesita cada uno, ya que no hay dos perros iguales. La alimentación es tan importante como el plan de entrenamiento que diseñamos para cada uno. Tenemos que tener en cuenta que el perro brilla y está a gusto mientras tenga energía. Por eso es fundamental adaptar la dieta a cada caso y ofrecerle la calidad adecuada a la exigencia. En nuestro caso, llevamos años confiando en Piensos Canun. Quince o veinte días antes de empezar la temporada de entrenamiento, ya les ofrecemos el pienso Premium de Canun con alta energía, Invictus, para dar tiempo a que el perro asimile el cambio en la alimentación. Y luego vamos haciendo seguimiento de la evolución de cada perro, y consensuamos los posibles cambios o suplementos alimentarios con un veterinario, que además hace un seguimiento de cada animal mediante analíticas. Esto lo combinamos con el pienso de mantenimiento. Nosotros usamos Canun Trabajo porque nuestros perros, aunque no estemos en pleno entrenamiento, están continuamente saliendo al campo y quemando mucha energía.
¿Qué características tienen los perros Cabo de Ajo?
Son perros valientes, enfocados en la caza del norte y contrastados en el campo, cuya genética les lleva a meterse en todos los rincones buscando la becada. Lo del afijo Cabo de Ajo es casi una casualidad, ya que no cambió nada respecto a nuestra forma de trabajar, pero sí que nos ha dado una firma. Nuestro compañero Felipe fue el artífice de este sello que supone un reconocimiento a nuestro trabajo y nuestra forma de criar, aunque nuestra esencia ya tiene 20 años.
¿Qué es lo más gratificante? ¿Te imaginas poder vivir sin tus perros?
Sacrificamos horas de descanso y de estar con la familia por este sueño que tenemos. Más allá de los títulos de competiciones, que a mi es algo que particularmente me gusta mucho, la mayor satisfacción es recibir una llamada del dueño de algún perro al que hemos preparado o que ha salido de nuestra casa, y nos dice que está disfrutando del animal. La verdad es que no me imagino dejando esto. Me veo envejeciendo en el campo con los perros, aunque tenga que llevar en una mano un bastón, en la otra mano llevaré siempre la correa con mis perros.